sábado, 13 de diciembre de 2008

LAS PIEDRAS DE JUEGO

Santa Catalina de Somoza es un pueblecito situado en pleno Camino de Santiago, a ocho Km. de Astorga. Poseyó un hospital de peregrinos del que no queda ni rastro y como en muchos pueblos, el Camino discurre por su calle real.
En este pueblo hay un solar rodeado por paredes de piedra y con escaños en su interior que le dan el aspecto de una plaza. Es un espacio común donde se reúnen sus habitantes, con una zona central de pradera en la que se aprecian las piedras del juego de bolos y otra adosada a una pared bajo cubierto, donde esta el potro de herrar al ganado de los arrieros.



Las piedras de los bolos maragatos están presentes todavía en muchos pueblos y son las únicas en las que podemos atribuir un significado preciso a las cazoletas que contienen.
Son fáciles de distinguir, pues estas contienen invariablemente once cazoletas colocadas en tres filas.



Sobre estas cazoletas se colocan unos delgados bolos de madera pegados con barro de arcilla para asegurar su verticalidad. Las reglas del juego y la posición de la linea de cinco cazoletas pueden variar incluso en pueblos de la misma zona.



Otra piedra de bolos en la misma zona



La siguiente foto es de una piedra reutilizada como escaño. Por la distibución de su cazoletas pudo ser perfectamente una piedra de bolos.





Si creéis que los bolos maragatos tienen un reglamento sencillo, podéis consultar y asombraros al leer estas completísimas normas del juego


En este mismo lugar y dentro de la zona bajo cubierta, nos encontramos con una enorme roca colocada a modo de mesa. Casi tonelada y media de dura cuarcita que contiene dieciséis cazoletas distribuidas en filas equidistantes de 3, 5, 5, y 3 respectivamente.




Dieciséis cazoletas son demasiadas para una piedra de bolos que se precie de ser maragata. Por si distribución tan simétrica podría ser una agrupación de cazoletas formando un tablero de juego, esta vez de mesa, con fichas sustituyendo a los bolos . De ser asi, me gustaría saber si hay un tablero de juegos mas grande en toda España.



Hay otra posibilidad. Si la teoría de José Luís Galovart sobre estas mesas es cierta, y considerando que la roca es más estrecha en uno de sus extremos, solo habría que pinar sus casi dos metros de altura para contemplar un majestuoso menhir digno de ser transportado por el mismísimo Obelix.


Por ultimo, quiero mandar desde aquí un “cariñoso saludo” a los inteligentes que han pintado esta roca con espray. Uno de ellos firma como “tremendo”.
Muy pofesional.

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