domingo, 23 de noviembre de 2014

LOS PETROGLIFOS LEONESES DE ANCARES



En esta entrada os anuncio nuevos descubrimiento de petroglifos prehistóricos en el noroeste de la provincia de León, concretamente en la zona leonesa de  Ancares, y ha sido otra vez un aficionado el protagonista de los descubrimientos, como viene siendo habitual desde que se descubrieron las primeras manifestaciones de este tipo. 
José Anglés Correa es un vecino de Fabero y gran aficionado a la montaña, que además de caminar admirando el paisaje y la fauna de la Sierra de Los Ancares procura fijarse también en esas cosas pequeñas que muchos no se paran a ver, como las huellas dejadas el el barro por el lobo o el oso, el águila que planea silenciosa o las luces lejanas de mundos perdidos que a veces se intuyen en los petroglifos de muchas rocas.
Gracias a esta forma de ver lo que le rodea, José Anglés ha localizado siete estaciones rupestres con petroglifos. Los paneles se encuentran diseminados por los valles que se forman en las distintas laderas del Pico Cuiña y tienen distintas localidades cercanas como Burbia o Suarbol. Están integrados en un paisaje de alta montaña y rodeados de fauna salvaje ( Ancares son Reserva de caza, Espacio Natural y han sido declarados por la UNESCO Reserva de la Biosfera). 

 ANCARES- I
 Está situado relativamente cerca de la localidad de Burbia, en el Valle de Vilouso, cerca de una antigua cabaña de pastores denominada “Refugio del Acebalín”. Los símbolos representados se componen exclusivamente de cazoletas grabadas en una roca de pizarra que aflora al ras de suelo. Aunque el afloramiento se prolonga y se eleva formando el típico risco que predomina en  Ancares y otras zonas montañosas, parece que los petroglifos se circunscriben a las zonas a ras de suelo, por lo que es muy posible que bajo la vegetación haya más grabados escondidos.



Ancares-I  Foto José Anglés

Lo que se puede ver a simple vista es una agrupación de cerca de una veintena de cazoletas, distribuidas sin orden aparente en el panel. Una fisura natural divide en dos la superficie, y a ambos lados se agrupan cazoletas de distintos tamaños. Algunas de las más grandes parecen formar una línea recta, aunque otras colocadas cerca no siguen esa pauta y rompen la supuesta  alineación. En la misma zona hay también otra roca con cazoletas. 
El entorno de esta estación rupestre  -cerca de la cabecera del valle y de la cabaña de pastores- pone en relación a los petroglifos con zonas favorables para la caza y de buenos pastos de verano para el ganado.

ANCARES-II

 El siguiente panel se encuentra situado en un crestón de cuarcita en la cara este del Pico Cuiña y es uno de los más interesantes de los encontrados por José Anglés. Aunque esté compuesto también por cazoletas  y surcos, el estilo de ejecución, así como la forma y distribución de las mismas confiere a estos petroglifos un aspecto distinto al de los otros paneles. pues se agrupan aquí de diversas maneras reconocibles,como las líneas rectas, que junto a otras iguales forman paralelas, además de dos cazoletas ovales. Hay también algunos surcos rodeando varias cazoletas y otros que sin embargo las unen,formando al menos una figura doble y una triple. Esta composición me recuerda a los petroglifos bercianos de "Las Abarrazas" en Santa Marina de Torre.

  


Ancares II Foto José Anglés



Ancares II Foto Miguel A. Gonzalez


La naturaleza esquistosa de la cuarcita en la que están grabados estos petroglifos hace que, si bien la superficie exterior está relativamente conservada,  se suelten muchas lajas y quizá se hayan perdido muchos más grabados de los que ahora podemos ver.
En cuanto al contexto, la situación es parecida a todos los demás, asociándose a valles y recursos ganaderos. Además, su emplazamiento a modo de atalaya y dominando todo el valle de Finolledo, refuerza la impresión de ser un excelente punto de vigilancia para el ganado y la caza mayor, y en el que quizá también se realizasen rituales propiciatorios.

ANCARES III

Este panel se localiza siguiendo una senda que parte de el Puerto de los Ancares en dirección al refugio del Pico Cuiña. Junto a esa senda, José Anglés localizó un curioso panel de cuarcita con unos surcos muy profundos y con más de una docena de cazoletas repartidas en la parte superior o "lomo" de los surcos. Esta composición es única hasta el momento en los Ancares leoneses, pero tiene un paralelo muy similar en los petroglifos maragatos de Peña Martín en Chana de Somoza.






Ancares V


Peña Martín en Chana de Somoza

Si bien la dureza de la cuarcita invita a pensar que los surcos puedan ser geológicamente naturales, no es fácil encontrar procesos erosivos similares en este tipo de roca.  El relieve en fuma de "U" de los surcos, la repetición de los mismos en tan corto espacio y el hecho de que precisamente entre los mismos se encuentren grabadas las cazoletas hace presumir el origen antrópico de los mismos, aunque quizá se pudieron aprovechar algunas fisuras naturales ensanchando y profundizando las mismas.

ANCARES IV

Siguiendo la senda antes mencionada se accede al refugio del Pico Cuiña, una antigua cabaña de pastores reconvertida actualmente en un lugar de descanso y protección de las inclemencias meteorológicas para montañeros y cazadores. A pocos metros de la cabaña se pueden localizar unas cuantas cazoletas repartidas en las cuarcitas que afloran a ras de suelo, unas de tamaño superior al normal y otras mas pequeñas formando líneas rectas y paralelas. 









ANCARES V


Estos petroglifos se sitúan en el paraje denominado “Brañas de Suarbol”, en un entorno rodeado por antiguas cabañas de pastores y corrales para el ganado ya derruidos. En las inmediaciones de los corrales se encuentran varias rocas con cazoletas, en un caso alineadas en línea recta y de buen tamaño, y en otra roca cercana una veintena de cazoletas repartidas por toda la superficie disponible. El entorno es imponente, una braña con excelentes pastos de verano, con la cabaña y los corrales circulares semiderruidos. He marcado digitalmente algunas cazoletas para que se pueda ver su disposición en el panel. 


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                                                        Ancares V. Fotos José Anglés


ANCARES VI

José Anglés localizó más paneles en otro valle que desemboca en el pueblo de Porcarizas, cercanos al paraje denominado “Las Charcas” y del refugio de montaña que está en esa zona cercana al “Pico Tres Obispos”. Se tratan de rocas diseminadas de difícil acceso con cazoletas grabadas. La primera es una superficie horizontal de cuarcita situada en un crestón a modo de atalaya y dominando el valle de Porcarizas con todo su esplendor. Hay más de cincuenta cazoletas de varios tamaños grabadas en este panel



                                             Ancares VI. Foto José Anglés



 ANCARES VII

El otro panel del valle de Porcarizas son unos interesantes afloramientos que contienen cavidades más profundas, con la particularidad de que de algunas cazoletas son ovaladas y están comunicadas por surcos bastante profundos que desaparecen bajo el manto vegetal. Es uno de esos paneles en los que mi impresión es que quizá solo estemos viendo la guinda y que el pastel esté debajo. 






RESUMEN


-Todas estas estaciones rupestres han sido localizadas por José Anglés Correa en sus excursiones por la montaña y suyas son también la mayoría de las fotos de este artículo. 
- Los descubrimientos han sido comunicados al Servicio Territorial de Cultura 
- Estos petroglifos son los primeros documentados en la comarca leonesa de  Ancares, los primeros de una larga lista que sin duda crecerá con el tiempo.
- Los motivos representados se componen casi en exclusiva de cazoletas, que pueden aparecer aisladas, formando parte de agrupaciones o formar algunos alineamientos. En algunos paneles hay también surcos asociados a las cazoletas.
- El contexto nos sitúa en zonas dedicadas a la subsistencia del ganado en épocas estivales en los que la sequía arrasaba la hierba de las llanuras. Son las brañas o pastos de altura, recorridos primero por los cazadores paleolíticos y después por los agricultores del Neolítico. Desde entonces y hasta hace bien poco han sido visitados por los pastores y sus rebaños, aunque no se puede olvidar tampoco el recurso de la caza mayor, explotado desde siempre y una práctica aún vigente en la actualidad.
-El soporte de cuarcita sobre el que están realizados es poco usual, por la propia dureza de la roca. La ausencia en todos los paneles de otros motivos más modernos como cruciformes, herraduras o firmas de pastores es reveladora, indicando al menos que no hay figuras representadas ( a parte de las cazoletas) que se puedan adscribir a los últimos dos milenios.
- Los petroglifos de Los Ancares confirman el estilo, la iconografía y la técnica de la mayoría de estaciones rupestres de la provincia. También se pueden equiparar los emplazamientos, con unos paneles situados en las inmediaciones de las brañas y relacionados por tanto con las actividades de las comunidades ganaderas, y otros situados en lugares elevados y estratégicos, como algunos riscos que se asoman a los valles a modo de atalaya desde donde se puede contemplar una panorámica privilegiada de todo el entorno.
Los emplazamientos son espectaculares y de acceso complicado, algunos apartados incluso de los senderos de alta montaña, con unas altitudes que oscilan entre los 1500 m en el valle de Porcarizas y los 1800 m de los cercanos al Pico Cuiña, lo que convierte a estos últimos en los petroglifos situados a mayor altitud (que yo conozca) en todo el noroeste peninsular   
 En lo que respecta a la comarca de los Ancares gallegos de Lugo, se confirma también el estilo e iconografía, como se deduce de los primeros descubrimientos hace tan solo un año en esa zona por Xabier Moure y Pilar  Carpente

CRONOLOGÍA ESTIMADA 
- Como ya sabemos, es muy difícil aventurar una cronología absoluta para estos paneles en los que solo hay cazoletas representadas. Las brañas han sido visitadas por muchas culturas diferentes, pero me resulta muy complicado digerir por ejemplo que una comunidad medieval realice cientos de cazoletas en la dura cuarcita y no deje plasmada ni una sola cruz. Tampoco me cuadra un pastor de la edad del hierro grabando cazoletas como si no hubiera mañana y sin representar ningún símbolo del variadísimo repertorio de esa época (armas, zoomorfos, escenas de caza y lucha...). Por eso me sigo reafirmando en mi impresión de que estas manifestaciones rupestres puedan ser de época neolítica.
Esas primeras comunidades ganaderas fueron las primeras en cambiar el entorno y adaptarlo a sus necesidades, y actualmente se intenta saber más sobre ellas. En ese sentido, es muy interesante el trabajo que han realizado Margarita Fernandez, Pablo Lopez y mi buen amigo David Gonzalez sobre " Las practicas ganaderas de la Cornisa Cantábrica", en el que se pone de manifiesto la existencia de monumentos megalíticos en algunas zonas de pastos de altura "lo cual da una idea del valor económico de la zona y de las estrategias de apropiación simbólica desplegadas en estos espacios por los grupos del Neolítico y la Edad del Bronce".

Para concluir,resaltar la importancia de estos petroglifos, que amplían el horizonte del arte rupestre leonés y se suman a un grupo cada vez más extenso. 
Y gracias otra vez a José Anglés por descubrir un mundo perdido en  Ancares