miércoles, 29 de octubre de 2008

CASTRILLO DE LAS CAZOLETAS

Este pueblo emblemático de Maragatería es visitado por miles de personas que acuden al reclamo de la arquitectura típica y del cocido maragato.
La calle Real se encuentra jalonada por los grandes arcos de entrada de las casas arrieras y por los poyos o escaños de piedra, utilizados como asiento y para bajar de las caballerías. Es una postal típica que los visitantes atrapan con sus cámaras fotográficas antes y después del atracón culinario.






Me percaté que entre tantas piedras, las posibilidades de encontrar cazoletas podrían ser elevadas y que a pesar de haber recorrido sus calles muchas veces, nunca lo había hecho con esa curiosidad con la que ahora recorro mi tierra.
Regresé pues con ese objetivo y los resultados no se hicieron esperar. Los primeros pasos por la calle Real me condujeron a una piedra con más de treinta cazoletas. Buena caza, pensé.


A continuación unas cuantas en el primer crucero, y así calle arriba de piedra en piedra fui encontrando (tiene tela la cosa) mas de CIENTO TREINTA cazoletas.
Es como ir de caza mayor y que te pase por encima toda la manada:









No podemos olvidar que estas piedras han dado muchas vueltas a lo largo de los siglos, ya que la historia nos habla de varios emplazamientos en los castros de San Martino y de la Mesa, y que el último y definitivo cambio de ubicación, motivado seguramente por unas riadas, fue en el S.XVI

jueves, 23 de octubre de 2008

BUENAS Y MALAS NOTICIAS

En estos últimos días han salido publicadas varias noticias referentes a los petroglifos:

Los laberintos prehistóricos del Teleno

Declaraciones de Enrique Sáiz, director general de Patrimonio. Realmente esperanzadoras. También hablan de “Peñaferrada”, o como quiera que se acabe llamando.

Una gran noticia:
Federico Bernaldo de Quirós, catedrático de prehistoria de la universidad de León, ha sido designado para realizar el estudio de los grabados.
Bernaldo de Quirós ha sido entre otras cosas director del museo de La Cueva de Altamira y según muchos de sus colegas de profesión a los que he preguntado es el mejor “hermano mayor” que le podían haber tocado a los petroglifos que, si bien tienen miles de años, deben ser considerados como un hermano pequeño al que debemos cuidar a toda costa.
Digo esto porque el pasado puente del Pilar, (que aquí coincidió con la romería de la Virgen de los Remedios en Luyego) los grabados han sufrido la agresión de un DESALMADO que ha repasado los surcos de varias figuras con una piedra afilada, quitando el musgo y rayando varios grabados, uno de ellos un laberinto.
Según los vi el domingo me desinflé. Estuve así varios días y el martes día 14 imprimí y plastifiqué un folio en el que prácticamente suplicaba a los visitantes que no tocasen los petroglifos. Me escapé por la tarde a poner un cartel y lo sujeté con las cercanas y ahora peligrosas piedras sueltas de la zona.
La arqueóloga municipal de Astorga, María Ángeles Sevillano si reaccionó cuando vio los grabados rallados y ha elaborado los informes pertinentes.
Se que le ha dolido tanto como a mi por que en su primera visita la vi enamorarse de las piedras solo llegar a ellas.
No vamos a torturarnos. Un cafre es un cafre con cartel o sin el. Los daños aunque graves, no son irreparables y esto tiene que servir para que se tomen medidas de protección lo mas urgente posible.

jueves, 16 de octubre de 2008

PEÑAFERRADA

Hay un paraje situado en el triángulo que forman Luyego, Villalibre y Lucillo. Se llama Valmediano y es un lugar precioso que visité buscando “Peñaferrada”, una roca en la que esperaba encontrar multitud de grabados y en la que solo me encontré una gran cubeta en el medio de un riachuelo, que por su profundidad se asemeja mas a la huella de un caballo que a una herradura propiamente dicha.
He decidido llamar a esta roca de Chana de la misma manera. Maragatería esta llena de topónimos idénticos en distintos pueblos, y nombres como Peñafurada, Peñaescrita, El castro, La corona, etc. son muy comunes.
A la vista del deterioro de la roca, y lo poco que se distinguen los grabados es un milagro que todavía los podamos contemplar. Quizá sea la primera y la última oportunidad que tenemos para rescatarlos del tiempo y del olvido.




La verdad es que se merecen tener mejor destino. La superficie vertical nos recuerda a un mural, y en su mayor parte la cantidad de grabados es tan numerosa que parece no haber un solo espacio sin decorar.





Mi silueta en esta foto sirve para comprender el tamaño real de la roca. No ganará ningún concurso de fotografía, pero me hace reír al recordarme en las rocas, de noche, pulsando el disparo retardado de la cámara y corriendo con las linternas a iluminar los grabados.
Mientras tanto, atonitos ante "el espectáculo", tres mastines se desgañitaban a ladridos interponiéndose entre las majadas y yo.
Puro teatro, esta raza leonesa te marca un límite, que es la seguridad de "su" ganado. Si no lo sobrepasas no hay nada que temer, aunque la "sinfonía" de ladridos esta asegurada.





No penseis que me quejo, al contrario. Hace mucho tiempo que no lo pasaba tan bien como en este último año.

Saludos