miércoles, 2 de marzo de 2022

LA TRISTE HISTORIA DE UN PETROGLIFO: "LA RAPOSERA" EN ALIJA DEL INFANTADO.

 

No son buenas noticias las que quiero transmitir en este post. Trataré de ser lo más conciso posible y de no dejarme llevar en exceso por la indignación que siento en este momento.

A finales de 2012, Ángel Sarmiento reconoció como posibles petroglifos un panel con cazoletas en Alija del Infantado. En el mismo momento que lo vi por primera vez, supe que se convertiría en una estación rupestre emblemática de la provincia de León, y subí un pequeño trabajo a este blog para dar a conocer este yacimiento, además de mandar un comunicado a Patrimonio.

Desde ese año, la estación rupestre de  "La Raposera" figura en la Carta Arqueológica de la provincia, pasando a ser responsabilidad de la Junta de Castilla y León, cuyo Servicio Territorial de Cultura está obligado a velar por su protección y conservación y también a incluir los petroglifos en la lista de los Bienes de Interés Cultural de la provincia. Debo decir también que es incumbencia de los ayuntamientos y de otros órganos de gobierno local una mínima preocupación y vigilancia del patrimonio repartido en su territorio. En este sentido tenemos ejemplos tan edificantes como la Junta Vecinal de Santa Marina de Torre, que puso en valor sus petroglifos casi al mismo tiempo de ser descubiertos, instalando carteles informativos y poniendo en marcha su propia "Ruta de Petroglifos".     

Con posterioridad, edité el libro "Grabados Rupestres de la Provincia de León", donde figuran los petroglifos de "La Raposera" en un lugar preferente, como corresponde a la importancia de un excelente panel con una agrupación de una treintena de pequeñas cazoletas asociadas a una cazoleta central mucho más profunda que las demás. De esta cazoleta principal sale un pequeño canal que desagua el agua de lluvia o cualquier otro líquido vertido sobre el panel a una zona cóncava que actúa como cubeta. Esta composición más elaborada de lo normal destaca sobre la mayoría de los paneles de la provincia, donde las cazoletas aparecen colocadas sin un orden aparente.



Sobre estas líneas, dos fotografías de los petroglifos de "La Raposera" poco después de su descubrimiento.

Y a partir de ahora empieza la pesadilla, porque en el mes de julio de 2018 este panel resultó afectado gravemente por una actuación sin sentido. Alguien construyó un reborde de cemento y piedras en un lateral del panel, con la intención evidente de crear un abrevadero que pronto se llenó de agua putrefacta. Ante tamaño disparate, envié un informe al Servicio Territorial de Cultura, denunciando el acto y aportando algunas fotos. No volví a saber nada del tema hasta que en septiembre de ese mismo año volví a la zona, y comprobé que el reborde había desaparecido, quedando en su lugar la roca con los líquenes quemados por el cemento y algunos restos del hormigón. Pensé que habría sido una restauración de Patrimonio (incauto de mi), pero mi sorpresa fue cuando a los pocos días me llamó el Arqueólogo Territorial, Julio Vidal Encinas, que se mostraba "estupefacto" por haber ido a ver los petroglifos tres meses después de mi comunicado (repito, tres meses después) y ver que alguien había retirado el reborde de cemento. Y cuando le dije que eso mismo había visto yo dos días antes, poco menos que me quería llamar la atención por no habérselo comunicado al instante y haberle ahorrado el viaje, como si yo estuviese a su servicio. 


 Petroglifo de La Raposera. Vista lateral de la primera agresión en el año 2018.



Reborde de cemento y piedras en La Raposera. Agresión del año 2018.


Aspecto del panel después de aparecer sin el reborde de cemento y piedras en septiembre 2018.

Todo hubiera quedado en un mal sueño si en septiembre de 2021 la situación no se hubiera repetido, convirtiéndose ya en una pesadilla. Parece que la misma persona ha vuelto a construir un nuevo reborde de cemento con piedras, con el agravante de que ha excavado en varios afloramientos de roca cercanos, no se sabe si para "buscar tesoros" o para construir nuevos bebederos. Esta situación provocó la actuación de la Policía Judicial de Patrimonio Histórico, supongo que alertados por alguna denuncia. Me consta que se informó de los hechos a la Dirección General de Patrimonio de la Junta, que se supone que es el organismo competente en estos casos. 

 Pero mucho me temo que como pasó en el año 2018, el Arqueólogo Territorial esté esperando que el tema se resuelva solo, porque 5 meses después (cinco meses después) la estación arqueológica sigue abandonada a su suerte, con los afloramientos de roca excavados y, lo más sangrante, con el panel de cazoletas reconvertido otra vez en un bebedero. Ahí van las fotos: 

La Raposera. Uno de los hoyos excavados en los afloramientos de roca en 2021 


Afectación del Panel I de La Raposera en Alija del Infantado en septiembre de 2021


"Presa" de cemento y piedras en La Raposera, vista lateral. Septiembre de 2021




La Raposera en Alija del Infantado. Estado actual en marzo de 2022. Nótese la falta de líquenes en la zona izquierda del panel por efecto del cemento y el agua.


Llegados a este punto, no cabe más que la más absoluta condena de estos hechos que llenan de indignación a los amantes del Arte Rupestre y, por extensión, a toda persona que sienta el más mínimo respeto por este patrimonio de nuestros antepasados. Por eso, solo se puede hacer un llamamiento desesperado a las partes implicadas:

- A la persona  que ha realizado esta "actuación", que yo considero la menos responsable, pues me parece que su conducta se debe a la falta de conocimiento de la importancia de esa "roca con agujeros" que se ha empeñado en tapar con cemento. No parece que el fin sea vandalizar unos petroglifos que para ella simplemente no existen, pues ningún cartel  anuncia su importancia ni nadie se ha molestado en explicárselo.

- A los responsables del Excelentísimo Ayuntamiento de Alija del Infantado, que han demostrado una nula sensibilidad y una gran ignorancia respecto al patrimonio rupestre que poseen. Esta ignorancia no puede ser disculpada, pues cuando edité el libro "Grabados Rupestres de la Provincia de León" me puse en contacto con los responsables municipales, concretamente con el Alcalde que regía en ese momento, para ofrecerme de manera desinteresada a realizar una charla sobre los petroglifos del municipio. La intención era la de dar a conocer y explicar la importancia de estos vestigios a las gentes de la zona, y que esto fuese el primer paso para valorarlos. Recuerdo que percibí el desinterés absoluto de los responsables municipales y, supe en ese momento, que nunca iban a poner en valor ni proteger ese patrimonio, ni siquiera con un humilde cartel informativo. A todo eso, hay que añadir la dejadez más absoluta, como si la situación de su petroglifo tapado con cemento y piedras no les afectase lo más mínimo.

- A los responsables de Patrimonio de La Junta de Castilla y León, que se erigen como los dueños de nuestro patrimonio en vez de ser sus servidores, esos que todavía no han sido capaces de incluir un solo grabado rupestre en la lista de los Bienes de Interés Cultural, y en especial al citado Julio Vidal Encinas, para que por el bien del Patrimonio leonés dimita inmediatamente de su cargo como Arqueólogo Territorial. Tengo la seguridad absoluta que cualquiera lo podría hacer mejor que él, y también en que no va a dimitir, por lo que nada más nos queda esperar que su jubilación profesional se produzca lo antes posible.  

Ni siquiera pido ya que actúen inmediatamente y restauren el panel con cazoletas, sería paradójico que después de lo que acabo de exponer y de medio año de espera yo les dijese cual debe ser su trabajo. Solo digo, para mayor vergüenza del Ayuntamiento de Alija del Infantado y de la Junta de Castilla y León que gracias a su desidia perdemos un petroglifo pero ganamos un abrevadero.  

Y aquí lo dejo, que estoy muy cabreado. 

ACTUALIZACIÓN, (20-3-2022)

Publico esta actualización dos semanas después de subir la entrada al blog. El día 2 de marzo, un amigo me sugirió que enviase otro comunicado a Patrimonio explicando la situación de la estación rupestre, pero esta vez dirigido al la Jefa del Servicio Territorial de Cultura, doña Amelia Biaín. Así lo hice, y es justo reconocer que recibí contestación hace dos días, comunicándome que había ordenado una visita del arqueólogo de ese servicio, que se había hecho un informe con todas las circunstancias expuestas, y que se había instado por escrito al Ayuntamiento de Alija del Infantado para que "realice las actuaciones necesarias para devolver los restos al estado que tenían antes de su alteración y protegerlos para su puesta en valor". Y como es de justicia, aquí agradezco a doña Amelia su celeridad en poner en marcha el expediente. Ya podían ser todos como ella. 

 

     

1 comentario:

conchitinarp dijo...

Qué tristeza, entre la ignorancia y el desgobierno no tenemos nada.