domingo, 26 de enero de 2014

FIEBRES PALEOLÍTICAS


Fue a principios de 2008 cuando tuve la suerte de descubrir en la Somoza maragata dos rocas grabadas con cazoletas y laberintos. Estos espectaculares petroglifos se convirtieron para  mí  y otras muchas personas en una pequeña ventana a la que asomarse y descubrir un mundo perdido en  las laderas del Teleno.  Los sucesivos descubrimientos de otros paneles con petroglifos están conformando un “corpus”  cada vez más extenso, que unido a las pinturas de la misma época del Bierzo y La Valduerna hace que se pueda hablar con propiedad del “Arte rupestre de la provincia de León”.
  Comprendí además  que estos yacimientos duplicaban las fechas aceptadas hasta ahora sobre la presencia humana en  la comarca maragata, pues  confirman la ocupación del territorio por comunidades más o menos estables desde  finales del Neolítico, aproximadamente hace unos 5000 años antes del presente.
En aquella época yo buscaba respuestas a la pregunta sobre la cronología de las primeras ocupaciones humanas de este territorio al que ahora llamamos Maragatería, y confieso que descubrir vestigios tan antiguos colmó todas mis expectativas. 
Sin embargo me he seguido haciendo la misma pregunta de siempre: ¿Quiénes estuvieron antes?
Hace un par de años encontré  en Quintanilla de Somoza una piedra en el suelo. Era pequeña y estaba  mezclada con otras muchas que se habían caído de una  pared de piedra seca de las que tanto abundan por aquí, pero por alguna razón clavé mi mirada  en ella y no pude apartarla hasta que la tuve en mis manos. Era un bifaz. Mi primer bifaz y el primero documentado en todo Maragatos.




Había oído y leído historias sobre hachas de mano y cosas parecidas en la comarca, pero si existen estas piezas están bien esconditas, porque lo cierto es que a día de hoy no tengo constancia física de industria lítica del Paleolítico en toda la Somoza maragata. Consulté con unos cuantos amigos especialistas en el tema y el veredicto fue unánime: “Se trata de un bifaz musteriense  del Paleolítico Medio. Es muy interesante porque no hay nada documentado de esta época en Maragatería y deberías entregarlo al Museo de León”.  Vale, les dije. Y me fui corriendo para casa a repasar lo que era el Musteriense ese. En cuanto a lo de entregarlo… no fui capaz, al menos en ese momento. Qué queréis que os diga, era  mi bifaz...



Eso fue hace unos años, pero hoy sé que el Musteriense es el nombre con el que se denomina a una manera o modo específico de tallar las piedras para fabricar los útiles en el Paleolítico Medio. 
 Los modos anteriores (modos 1 y 2, también llamados Olduvayense y Achelense) se caracterizan  por que se trabaja el núcleo de piedra "quitando lo que  sobra” como en una escultura, y descartando las pequeñas lascas resultantes de la talla.
 Sin embargo en el Modo 3 o Musteriense el nódulo o núcleo de piedra se prepara previamente, de tal manera que este paso intermedio facilita la extracción de láminas o lascas más finas, que a su vez se retocan para incrementar el filo y mejorar el resultado final. Esta técnica permite extraer varios útiles de un mismo núcleo y obtener mucho mejor rendimiento con menos trabajo.
Aunque los principios de esta técnica se originaron a finales del interminable Paleolítico Inferior en los tiempos de Homo heidelberguensis  (la banda del tio Miguelón, el de Atapuerca), hay consenso en aceptar el hecho de que fue el Hombre de Neandertal  el que la generalizó, hasta el punto de que los conceptos “industria Musteriense” e “industria  Neandertal” se utilizan como sinónimos.






 Así que como poco mi bifaz  podría tener 50.000 años; como mucho 250.000 y es muy probable que fuera realizado por un individuo perteneciente a una especie humana ya extinguida que habitó este viejo mundo antes de la llegada de nuestros ancestros los sapiens.
Esta herramienta de piedra demuestra que  Homo neandertal  pasó por estos  montes, quizá siguiendo las migraciones de sus presas para darles caza emboscándose en los estrechos valles. Me lo imagino con su grupo abatiendo un viejo ciervo acorralado en el río, y fabricando apresuradamente un bifaz (mi bifaz) de cuarcita con el que descuartizar el animal antes de que el olor de la muerte atraiga a las hienas, los lobos o lo que sería peor aún: a los descomunales osos de las cavernas, los verdaderos amos de la Sierra del Teleno en ese momento.

Tiempo después encontré en las cercanias de Astorga una punta de flecha tallada en silex. Tiene toda la pinta de ser de época neolíitica (así me lo han dicho algunos especialistas)) y de ser eso cierto sería la prueba evidente de que el cerro sobre el que se fundó Asúrica Augusta hace 2000 años fue testigo de la presencia de poblaciones humanas hace más de 5 milenios. El que piense que esta pequeña punta lítica no tiene mayor importancia quizá deba saber que  no hay constancia oficial de nada tan arcaico  en la dilatada historia de la ciudad y es en este momento el vestigio más antiguo atribuible al Homo sapiens en toda la comarca.



 No hace falta ser un experto para ver la evolución qur experimentó la talla lítica desde aquellos útiles toscos del Paleolítico Medio hace quizá más de 150.000 años y la punta de flecha neolítica de hace 5 milenios. A destacar la delicada talla por presión en los filos de la flecha, y resaltar que el silex con el que fue construida tuvo que venir de muy lejos, porque no se conocen yacimientos de este mineral en toda la provincia de León 


Como en el caso de las rocas con petroglifos, un instrumento de piedra fabricado por el hombre primitivo transmite información preciosa sobre mundos ya desaparecidos, pero en mi caso también me ha contagiado unas calenturas nuevas  que he bautizado como "fiebres paleoliticas".
  Hace una buena temporada me armé de valor y acepté lo inevitable. Contemplé por última vez el  bifaz y la punta de flecha y les hice unas cuantas fotos de despedida. Cuando los deposité en el Museo de León pensé que me iba a costar más desprenderme de esas jodías piedras, pero la verdad es que me sentí liberado y salí del museo con la sensación de caminar ligero como una pluma.
 Sé que estas piezas nunca fueron realmente mias y ahora ya son nuestras, de todos las que las quieran apreciar. Se quedaron  en buenas manos, y por un momento pensé que las "fiebres" remitirían, pero no. Están empeorando, así que os aviso...