sábado, 2 de junio de 2012

LOS PETROGLIFOS DE LA DEGOLLADA EN PRIARANZA DE LA VALDUERNA


Desde que he publicado mi libro "Petroglifos en Maragatería. El enigma de los laberintos del Teleno", recibo numerosos correos de personas que se han contagiado de "la fiebre de las rocas" y recorren ahora los paisajes de esta tierra con la inquietud y curiosidad necesarias para poder ver lo invisible.
Recibo sus noticias como si fuera el depositario de sus descubrimientos, agradecido por su cariño y reconocimiento, y satisfecho al comprobar sus esfuerzos por comprender un poco mejor la historia de su tierra.
Una de esas personas es Pedro Dios, nacido en Priaranza de la Valduerna y buen conocedor de la comarca de Maragatería, donde ejerce su oficio en el ramo de la construcción. Imaginad mi satisfacción cuando me dijo:
 "He visto una roca "de las tuyas" con petroglifos. Estaba pescando en la presa de Priaranza y Tabuyo, y el sol iluminó un filón de pizarra de tal manera que vi los grabados aunque estaba lejos de ella. Parecían querer salir de la roca y me quedé extrañado de que eso tan espectacular no lo hubiera visto nunca. Al poco se fue el sol y los petroglifos desaparecieron, pero yo ya sabía que estaban allí. Si no llego a leer tu libro no le hubiera dado importancia".

Ese mismo día fuimos a la zona en cuestión, un paraje situado en la cola de la presa que comparten Priaranza y Tabuyo cuyo topónimo es también espectacular: La Degollada.
Desde el punto de vista geológico, en las pizarras y esquistos que afloran se observan plegamientos y ondulaciones de los estratos, estando los que contienen los grabados en posición vertical y acompañados por vetas de cuarcita blanca, distinta al cuarzo lechoso al que por aquí se le denomina "jeijo".




La hora de sol era otra vez propicia, y antes de que la sombra que avanzaba por la izquierda hiciera desaparecer los petroglifos los contemplé por primera vez, hice su primeras fotos mientras pensaba en el largo periplo que han recorrido. Miles de años olvidados, sumergidos después bajo las aguas de la presa, aflorando con el descenso del nivel de agua en el momento preciso para que mi amigo Pedro las despertara de su sueño. Como en un cuento.


El panel, con unas dimensiones que se acercan a los 3 metros de ancho por 1.5 de alto tiene una  posición casi vertical, aunque con una ligera forma cóncava. El hecho de que permanezca sumergido la mayor parte del año ha eliminado los líquenes que pueblan otras rocas cercanas fuera del agua. Está constituido por surcos y cazoletas exclusivamente, con ausencia de otras figuras que si han aparecido en las otras estaciones de arte rupestre de Maragatería, como laberintos, cruciformes, círculos o herraduras. Tampoco aparecen motivos típicamente atlánticos (cérvidos, équidos, armas, figuras circulares, antropomorfos...), lo que encaja con la opinión de los arqueólogos Ana Neira y Federico Bernaldo de Quirós de que  "Los petroglifos maragatos, aunque están «emparentados» con los gallegos y usan parecidos motivos y representaciones, responden a una «concepción diferente» de esa similar religiosidad".


En la parte superior derecha se observan varias cazoletas de las que salen surcos descendentes hacia el suelo (en la foto anterior, bajo mis manos). Algunos de ellos enlazan otras cazoletas situadas en la parte central e inferior. Otros surcos discurren sin enlazar ninguna concavidad, y al lado de estos se pueden observar filas de cazoletas solas, caprichosamente "desenlazadas". De un surco ondulado en la parte izquierda sale un pequeño canal para enlazar una cazoleta a modo de racimo. El panel tiene fisuras naturales, pero sólo algunas se han aprovechado.

  

La composición resultante expresa una simplicidad difícil de comprender. Desde nuestro moderno punto de vista es innegable el parecido con una especie de lenguaje codificado, y seguramente muchos verán paralelismos con escrituras y códigos muy elaborados. Las series de surcos y cazoletas (puntos y rayas) recuerdan de alguna manera a otros sistemas de comunicación que usan este código, como el braille, las notas musicales, los códigos de barras, el sistema morse etc.
La realidad es que estamos muy lejos de conocer el significado de estos signos grabados en la roca y que puestos a hacer paralelismos, a mi me recuerdan vagamente a algunos símbolos pectiniformes (con forma de peine) y series de puntos representados en las cuevas paleolíticas. Es facil comprender la dificultad a la hora de encuadrar este diseño que se parece tanto a los primeros símbolos de la humanidad como a los últimos que se han creado.


Aunque este tipo de simbología es relativamente frecuente en los petroglifos de todo el mundo, pocas veces se observa un panel completo dedicado en exclusiva a los surcos y cazoletas. La ausencia como ya he dicho de otras figuras complica mucho una primera estimación sobre su cronología (no es lo mismo que aparezcan al lado de cruces, semicírculos o zoomorfos), pero la sensación que producen estos grabados es la de    simplicidad  y sencillez. Y eso -aunque hay excepciones- se suele asociar con lo más antiguo y menos evolucionado.
Existe una roca con petroglifos que guarda cierto parecido con esta de La Degollada. La descubrí en el ya lejano año de 2008 y está precisamente en Maragatería, en un paraje denominado Peña Martín en Chana de Somoza.



 La situación de la roca (aunque con mucha menos altura) es parecida, de forma curva y con cazoletas en la parte superior de las que parten canales hacia el suelo. El idioma en el que están grabadas parece similar, aunque en ambos casos es indescifrable.
 La noticia del descubrimiento ya se ha comunicado al equipo de arqueología de la Universidad de León encargado del estudio sobre el arte rupestre maragato. En poco más de una semana los petroglifos de La Degollada han salido de su letargo milenario y se unen a la ya extensa coleción de estaciones rupestres de la comarca.
Un hurra para mi amigo Pedro Dios !!